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Parece que en las sociedades en las que vivimos no basta con ser heterosexual sino que también hay que “parecerlo” para estar exento de violencia homófoba. La semana pasada, Dalia Jumblatt, cuyo padre, Walid Jumblatt, es el líder del Partido Socialista Progresista del Líbano, publicó en Instagram una foto cariñosa con su mejor amiga de la infancia, Tala Mortada. El texto de pie de foto decía: “Mi superestrella, tenerte en mi vida es un privilegio. Codo a codo hasta que seamos mayores y frágiles, cariño”.
La foto fue rápidamente divulgada por varios medios de comunicación locales, quienes encabezaron las noticias haciendo ver que Joumblatt estaba anunciando su matrimonio con la mujer. La noticia se hizo viral en Líbano y llegaron todo tipo de comentarios homófobos y amenazas de muerte. Algunos de los comentarios en Instagram fueron: “Debe haber una ley que legalice la ejecución de homosexuales porque son animales”, y similares.
Jumblatt no tardó en aclarar su pie de foto en Instagram, negando que la pareja tuviera una relación romántica: “¡Una imagen inocente con mi mejor amiga de la infancia y esto es lo que la imaginación de algunas personas les lleva a hacer!”.
La foto resulta bella, y entendible que Dalia Jumblatt saliera al paso de la falsa noticia, sin embargo perdió una gran oportunidad para hacer alguna declaración en favor de la comunidad LGBT y empujar a la sociedad libanesa hacia adelante.
Mientras que a menudo se ve al Líbano como uno de los países árabes más progresistas, las personas LGBT aún se enfrentan a la discriminación y a la violencia. Los tribunales del país dictan que las leyes que prohíben las relaciones sexuales que “contradicen las leyes de la naturaleza” no deberían utilizarse para arrestar a homosexuales, pero un sondeo de Pew Research de 2007 desveló que casi el 80% de los libaneses cree que la sociedad debería rechazar la homosexualidad.